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EL FÚTBOL SERÁ FEMINISTA O NO SERÁ

Es indiscutible el crecimiento del fútbol femenino en nuestro país, cada vez son más las chicas que lo practican y que se animan, más allá de la edad, a disfrutar del deporte más popular de Argentina, sin embargo, el crecimiento de la cantidad, no fue de la mano de la calidad y mucho menos de los derechos, porque entendemos que jugar al fútbol es un derecho.

No es novedad la diferencia que existe entre el Fútbol femenino y el masculino, los espacios, los materiales, la indumentaria, los horarios, la falta de formación y las pocas oportunidades que tienen las chicas que quieren jugar al fútbol.

Éstos últimos días fue noticia la situación de Macarena Sánchez, ex jugadora de UAI Urquiza que, a través de un comunicado, en el que cuenta que “por medio del Director técnico del plantel de Primera División de AFA, se le comunicó a Macarena que quedaba desvinculada de sus funciones como futbolista, despido que se produce a mitad del Torneo de Primera División, razón por la cual, la jugadora no podrá ser inscripta por otra entidad hasta la apertura del libro de pases del próximo torneo, dejándola sin trabajo, como mínimo, por los próximos 6 meses” y de ésta forma, visibiliza la situación de las jugadoras de fútbol en Argentina, vulneradas en sus derechos como trabajadoras del deporte.

Actualmente, la mayor diferencia con el fútbol masculino se basa en la relación laboral.

La comisión de Fútbol Femenino de AFA, estaba presidida por un varón, Ricardo Pinela que presentó su renuncia y no hay ninguna intención de proteger a las pibas.

Desgraciadamente, una de las características principales que tiene el futbol femenino en Argentina es la precarización laboral de las jugadoras, otra evidencia de la desigualdad de derechos.

Los mecanismos que utilizan los clubes para negar el reconocimiento laboral, son los mismos que utilizaban en los años 30 en el fútbol masculino que después de varias luchas lograron la profesionalización. Hoy, más de 80 años después, las mujeres son víctimas de éstas prácticas.

Los clubes pagan viáticos, no tienen la obligación de pagarles un sueldo digno, las pibas entrenan con la necesidad de tener otro trabajo, el fútbol femenino crece por las mujeres que lo sienten suyo, por la marea que lo empuja.

¿Cómo se puede aspirar a la profesionalización del Fútbol femenino cuando no están dadas las condiciones básicas? Es la pregunta que se hacen todas las mujeres que militan el fútbol que más que femenino es feminista en la Coordinadora Sin Fronteras de Fútbol Feminista, porque como decimos, el fútbol será feminista o no será.

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